Sierra de Villuercas e Ibores - Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

Sierra de Villuercas e Ibores; En virtud de la Directiva de Aves (79/409/CEE), fue clasificada como Zona de Especial Protección para las Aves en el año 2000, mediante el Decreto 232/2000, de 21 de noviembre, por el que se clasifican nuevas zonas de especial protección para las aves en la Comunidad Autónoma de Extremadura. Igualmente, el lugar fué propuesto como Lugar de Importancia Comunitario (LIC), en cumplimiento de la Directiva de Hábitats (92/43/CEE) para formar parte de la Red Natura 2000.

SITUACIÓN: Las comarcas de Villuercas e Ibores se sitúan en el extremo sureste de la provincia de Cáceres, limitando ampliamente por el sur con la provincia de Badajoz y por el este con Toledo. La ZEPA se encuentra rodeada por extensas zonas llanas o de relieves suaves, como la vega del Río Tiétar en Campo Arañuelo por el norte, los llanos de Trujillo al oeste o las vegas altas del Guadiana hacia el sur, todas ellas con grandes valores ambientales y paisajísticos, dando lugar a unas de las áreas de Extremadura que acaparan mayor biodiversidad. La disposición transversal de las sierras, orientadas al noreste y suroeste, da lugar a que los ríos que nacen de estos valles viertan tanto a la cuenca del Tajo como a la del Guadiana. Así, los tributarios del Tajo son los ríos Ibor, Viejas,  Almonte  y Gualija, y los del Guadiana   son  los  ríos  Ruecas Gargáligas, Guadarranque Guadalupejo.

La ZEPA tiene una superficie 76.251 ha, que incluye los términos municipales  de Alía, Berzocana, Cabañas del Castillo, Cañamero, Castañar  de Ibor, Navalvillar de Ibor, Navezuelas,  Robledollano,  Guadalupe, Villar del Pedroso, Carrascalejo, Garvín de la Jara, Peraleda de San Román Valdelacasa del Tajo.

HISTORIA; Existen numerosas pinturas rupestres en los roquedos y abrigos de cuarcita de las sierras, principalmente dibujos esquemáticos, que dejaron como testimonio los primeros pobladores. Los celtas  edificaron varios  castros en la zona, como el del Cerro de San Cristóbal en Cañamero, siendo famosas las  joyas de  esa época  encontradas en Berzocana, de gran  valor  histórico.

Los macizos de Villuercas fueron refugio de los pueblos prerromanos  que  se defendieron en  estos recónditos valles  de  la  dominación romana. Así, los principales restos romanos se encuentran en la periferia de la comarca, las columnas y  arcos  existentes en las orillas del Embalse de Valdecañas,  donde quedó sumergida la villa  de Augustobriga.

Del período de dominación árabe han  quedado edificaciones de gran  belleza  e interés, como el castillo  de Cabañas del Castillo o el poblado de Solana de Cabañas, en un excelente estado de conservación.

FLORA y FAUNA; Pocos  lugares como  Las Villuercas e Ibores conservan una vegetación  tan  diversa como  en  este conjunto de sierras y valles paralelos, que  constituyen un inmenso refugio  para el bosque mediterráneo así como para especies relictas  que  han  quedando aquí acantonadas desde períodos en los que eran otras las condiciones climáticas  imperantes.

Existe una  notable diferencia de altitud dentro de la ZEPA, que alcanza   sus  cotas  más  bajas  en sus  extremos norte  y sur  (400 m en Bohonal  de Ibor y entre  500 y 600 en el eje Alía-Puerto Rey) y asciende bruscamente en  las cadenas montañosas, siendo la cota  máxima   el  Pico  Villuercas, con   1.600 metros de   altitud.  Este hecho  favorece  que  existan for maciones vegetales propias de piso  mesomediterráneo, el más extendido en Extremadura, pero enriquecido  en   las   cotas  más altas por una flora típica de montaña, adaptada al frío e incluso a las nieves.

En  la mayor  parte  del  territorio predominan los encinares, mientras  que   los  alcornocales, muy frecuentes en la zona, ocupan los mejores  suelos de las umbrías. A partir de  los  600 m  y  hasta  los 1.200 m, el roble melojo sustituye a encinas y alcornoques, formando  bosques continuos con  gran interés botánico. En algunos valles,   los   robledales alcanzan gran  porte, recibiendo un manejo similar al de  las dehesas, dando lugar a un paisaje de excepcional belleza. Los robledales más altos suelen  presentar gran   densidad de   árboles, siendo bosques de árboles altos  y delgados cuyos pastos son  principalmente aprovechados por rebaños de cabras. También  son   frecuentes  otras especies arbóreas como  quejigo, arce   de   Montpellier,  mostajo, almez, avellano y enebro.

Los castañares introducidos por el  hombre  aportan  un   notable colorido al paisaje durante la otoñada,   existiendo  ejemplares  de gran  porte. Los  pastizales crea- dos   en   los   castañares  son   un excelente lugar  para   observar diferentes especies  de orquídeas. Entre    las   especies  arbustivas deben  destacarse los madroñales y lentiscares, muy  bien representados en toda el área. Otras especies representativas son brezo rojo,  brezo  blanco,  brecina,   jara macho,  carpazo, durillo, escoba amarilla, codeso, majuelo,  labiérnago, saúco  y escaramujo.

En los ríos que nacen en sus estrechos  valles,  merece   destacar   la presencia  de un  peculiar  árbol, el loro  (Prunus lusitánica),  especie propia   de  los  bosque de  la  Era Terciaria   y   que   encuentra  en Villuercas   uno   de   sus   mejores reductos,  existiendo  “loreras” muy  bien  conservadas, verdaderas joyas botánicas. La mayor parte  de  las  riberas   presentan una densa arboleda de alisos, así como sauces y fresnos. En algunas gargantas también  hay acebos.

En cuanto a la fauna, destacan las poblaciones de  aves,  que  fueron una de las principales razones de su declaración como ZEPA, en consonancia con la excelente  conservación de sus hábitats. Así, destaca  la cigüeña  negra  (más de 5 parejas), alimoche, buitre leona­ do,  águila  real,  águila  perdicera (al  menos  15  parejas)   y  halcón peregrino, nidificando  todas ellas en la seguridad de los roquedos de cuarcita. Existe también una colonia de buitre  negro en el límite norte  de la ZEPA.

Las  aves  forestales, tanto de dehesa como de bosque alcanzan aquí  una  notable representación, siendo de los lugares con mayor riqueza de especies. Destacan las poblaciones nidificantes de ruiseñor común, petirrojo, mosquitero papialbo, curruca capirotada, trepador azul, agateador común, herrerillo  capuchino,  carbonero garrapinos, reyezuelo listado, pico menor, torcecuello, oropéndola o picogordo. Entre las rapaces, sobresale la abundancia de halcón abejero, gavilán, azor, búho chico, cárabo y búho real. En las gargantas es posible ver mirlo acuático, lavandera blanca, lavandera cascadeña y martín pescador.

En los roquedos son frecuentes collalba negra, roquero solitario, collirojo tizón, chova piquirroja y vencejo real.

En las manchas de monte umbrosas se refugia el corzo, siendo espectacular Ia "ladra" en periodo de celo. También son muy abundantes el ciervo y el jabalí. Otros mamíferos como el gato montés, jineta, garduña, tejón y nutria también están presentes.  Entre los reptiles, el escaso lagarto verdinegro puede verse en las orillas de ríos y gargantas. Son frecuentes también la salamandra, el tritón ibérico y el galápago leproso. En los ríos, abundan el calandino, la boga, el barbo, el cachuelo y la trucha.

Información del viaje realizado;  Geoparque Villuercas - Ibores - Jara

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