La sabina albar, conocida popularmente por los sorianos como enebro, es un árbol resinoso siempre verde, que generalmente apenas alcanza la talla de arbolillo. El tamaño excepcional de los ejemplares existentes en el espacio natural se debe a dos motivos: por un lado el uso respetuoso del territorio por el hombre, mediante su uso como dehesa ganadera, favoreciéndola fertilización del terreno; por otra parte, la ubicación del sabinar a pie de la ladera, en el fondo del valle, sobre suelos más profundos que en la paramera. Además, hay que señalar que se trata de uno de los pocos montes de utilidad pública declarados desde antiguo como arbolado de sabina.
Entre las características de la especie, destaca su tronco, grueso, muy cónico en los ejemplares viejos y cilíndrico cuando está en espesura. La corteza es pardo grisácea, de poco grosor y se desprende en tiras delgadas. Tiene hojas pequeñas, de tipo cupresoideas, muy imbricadas entre sí. Florece en primavera y los frutos maduran en otoño o invierno del año siguiente. Estos frutos son de color verde claro antes de madurar y pardo-azulados, en la madurez.
Por su importancia y singularidad, este bosque de sabinas, especie considerada como reliquia del Terciario, fue declarado Reserva Natural. Su finalidad es contribuir a la conservación y mejora de esta comunidad vegetal, en armonía con los usos, derechos y aprovechamientos tradicionales y con la realización de actividades educativas, científicas y culturales compatibles con la protección del espacio.