Machota Baja: Los Tres Ermitaños; La machota baja o también conocida como Los Tres Ermitaños es una roca o formación geológica que se encuentra en Zarzalejo, una localidad en la Comunidad de Madrid, en la Sierra de Guadarrama. Este sitio tiene una notable importancia en la tradición local y ha sido un punto de referencia tanto para los habitantes de la zona como para los visitantes interesados en la historia, la geografía y las leyendas de la región.
La Machota Baja es una montaña o colina situada en la Sierra de Guadarrama, en el municipio de Zarzalejo, que se ha convertido en un lugar conocido en la cultura popular local. Se le llama Los Tres Ermitaños debido a una leyenda que conecta esta formación rocosa con tres ermitaños que, según la tradición, vivieron en la zona y se retiraron a la montaña para llevar una vida de soledad y meditación. La leyenda cuenta que tres ermitaños, que habrían sido monjes o eremitas en tiempos antiguos, se retiraron a vivir en las montañas cercanas a Zarzalejo para dedicarse a la oración y la meditación, buscando escapar de las distracciones del mundo exterior. Se dice que, durante su vida, los tres hombres se convirtieron en figuras espirituales importantes en la región y que, debido a su vida de devoción y retiro, fueron venerados por los habitantes del lugar.
La Machota Baja o Los Tres Ermitaños tiene una gran carga simbólica en la comunidad local. La roca, que desde ciertos ángulos parece reflejar la imagen de tres figuras eremíticas, es vista como un lugar de paz y contemplación, asociado con la vida solitaria de estos hombres que eligieron la montaña como su hogar y refugio espiritual.
La Machota Baja se encuentra dentro de la Sierra de Guadarrama. La roca, al ser prominente en la zona, ha sido un punto de referencia para los habitantes de Zarzalejo y otras localidades cercanas. Su nombre "Los Tres Ermitaños" hace referencia a la forma peculiar de la roca, que algunos dicen que asemeja a tres figuras sentadas, lo que refuerza la conexión con la leyenda de los eremitas.
La Silla de Felipe II en La Herrería tiene un significado histórico y simbólico muy particular, ya que está asociada con el Monasterio de El Escorial, un lugar emblemático del reinado de Felipe II. Este monasterio, situado en la localidad de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid, fue uno de los proyectos más grandes y ambiciosos de Felipe II, y refleja no solo su poder, sino también su profunda religiosidad y su sentido del deber hacia su reinado.
El cocido madrileño es mucho más que un simple plato de comida, es un símbolo de la gastronomía española, especialmente de la región de Madrid. A través de su preparación y consumo, se puede reflexionar sobre temas filosóficos como la identidad, la tradición y la comunidad.
La Filosofía del Cocido Madrileño; Es una receta tradicional compuesta por garbanzos, diferentes tipos de carne (pollo, cerdo, ternera) y verduras. Se cocina lentamente en un caldo sabroso y se sirve en varias fases: primero, el caldo como sopa; luego, los garbanzos y las verduras; y finalmente, las carnes. Esta estructura del plato nos invita a reflexionar sobre varios aspectos de la vida y la cultura.
El Tiempo y la Paciencia; El proceso de preparación del cocido madrileño refleja la importancia del tiempo en la vida humana. Cocinar un buen cocido no es algo rápido ni superficial, requiere paciencia y dedicación. Este acto culinario puede entenderse como una metáfora de la vida misma, en la que los procesos más complejos y sabrosos requieren tiempo para desarrollarse y madurar. La sabiduría popular, a menudo asociada con la filosofía, señala que las cosas buenas llevan tiempo, y el cocido madrileño es un ejemplo perfecto de esto.
La Tradición y la Identidad; El cocido no es solo un plato de comida, sino un vehículo para transmitir la tradición de generación en generación. En la sociedad moderna, a menudo se busca una identidad propia, y este plato es uno de los pilares de la identidad madrileña. En muchas culturas, la comida es una manifestación de la historia, los valores y las costumbres, y el cocido madrileño refleja cómo la cocina puede ser un medio para preservar y afirmar una identidad colectiva. Es un recordatorio de la importancia de la tradición, no solo en la cocina, sino también en la filosofía: el conocimiento y la sabiduría que se transmiten a través de las generaciones, como una receta que se pasa de padres a hijos.
La Comunidad y el Placer Compartido; El cocido madrileño también resalta el valor de la comunidad. Este plato tradicionalmente se sirve en grandes cantidades, y es habitual que se comparta en reuniones familiares o entre amigos. En muchas culturas, la comida es un momento de unión y diálogo, un espacio donde las diferencias se disuelven y se celebra la fraternidad. La filosofía de la comunidad se refleja en el acto de compartir este manjar: el plato invita a la convivencia y el disfrute colectivo, y nos recuerda que en la vida, como en la mesa, la verdadera riqueza se encuentra en la relación con los demás.
El Ciclo de la Vida; El cocido madrileño se sirve en varias fases, lo que puede interpretarse como una alegoría del ciclo de la vida. La sopa que se sirve al principio simboliza el inicio, el comienzo de la vida o el despertar de la conciencia. Los garbanzos y las verduras representan el desarrollo y el crecimiento, mientras que las carnes, que son el resultado de una cocción lenta y transformadora, nos recuerdan el fin o la culminación del ciclo. Esta estructura, que organiza el plato en etapas, refleja cómo la vida humana se articula en fases, cada una con su propio valor y significado.
Tras un buen paseo por el campo, podremos saborear este plato ( y poder departir, filosofar, reír, preguntar… todo en sintonía, tras un plato de comida) . El cocido madrileño es más que una receta culinaria; es un testimonio de las dimensiones filosóficas de la vida cotidiana. Habla del paso del tiempo, de la importancia de la tradición, del valor de la comunidad y del ciclo de la existencia. A través de este plato, podemos reflexionar sobre la interconexión entre la cultura, la identidad y la filosofía, y cómo la comida no solo nutre el cuerpo, sino también el alma.
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A tener en cuenta en la Montaña
Ruta de Senderismo de Nivel Básico+
Distancia 12 kms
Desnivel: 370 metros.