Una de las ascensiones clásicas en la Sierra de Guadarrama, teniendo como protagonista la luna es sin duda la ascensión a la Maliciosa por su cara norte.
La Maliciosa no está situada en el cordal principal de la sierra, y su altura no supera a la vecina cumbre de las Guarramillas, donde están las instalaciones de la televisión, pero su situación avanzada hacia el sur, y lo abrupto de sus paredes meridionales, la convierten en un estupendo mirador. En el vértice geodésico de la cumbre un espectáculo grandioso compite con las vistas que se pierden en el horizonte madrileño, pues a ambos lados las paredes rocosas caen verticalmente a modo de balcón. Un buen lugar para descansar y disfrutar del esfuerzo.
Es sin duda, el macizo de aspecto más alpino de la sierra Guadarrama. En días claros se divisa perfectamente desde Madrid capital. Ese triángulo rocoso y grisáceo tiene algo de místico, e invita, a los amantes de la montaña madrileña, a subir a su cumbre de 2.227 m.
Cerro Maldito es su sobrenombre, aunque otros la llamen La Monja por lo forma cónica que adquiere cuando la cubren las nieves. La Maliciosa es una áspera cumbre cuyo estampa resulta de las más conocidas al madrileño a simple vista, o quizás reconozca en cuadros como en el del Príncipe Baltasar Carlos, pintado por Velázquez. De paredes verticales y canchales por el occidente, al oriente cae de forma más progresiva formando ventisqueros como el de la Condesa, cuyas nieves recogían los de Navacerrada para vender en la capital.