La Montaña Cantábrica Leonesa, es un territorio extenso que ofrece un amplio y diverso patrimonio natural, que se manifiesta en cumbres que no pocas veces superan los 2.000 metros de altitud; en amplios valles modelados por los glaciares y profundas hoces calizas; en bosques recónditos en magnífico estado de conservación; en ríos que fluyen aún, al ritmo de crecidas y estiajes; en amplios pastizales aprovechados desde siempre por los ganados trashumantes...
León es la provincia española que mayor número de Reservas de Biosfera custodia, siente en total. Además de Los Ancares y Picos de Europa, las otras cinco se ubican en la Montaña Cantábrica Leonesa, lo que hace de este un territorio privilegiado: Laciana, Babia, Valles de Omaña y Luna, Alto Bernesga y los Argüellos.
La Comarca de Babia era el lugar favorito escogido por los reyes leoneses de la Edad Media para aliviar sus cuitas, espantar sus preocupaciones o matar el gusanillo de la caza.
Como ya supondrás Babia existe y lo que allí se descubre hace justicia a tanto ensimismamiento: amplias vegas, valles majestuosos, hermosas montañas repletas de agujas y atalayas naturales y pueblos, muchos pequeños pueblos repartidos por entre los pliegues de la Madre Tierra, como al calor de una pequeña hondonada, un arroyo generoso o un paisaje singular.
Quedarse colgado de Babia no es, desde luego, ninguna heroicidad.
Pero Babia en realidad son dos espacios naturales: la Babia Alta y la Babia Baja, la de Yuso y de Suso, como se las denominó hasta el siglo XVIII, ambas alineadas a lo largo de la ribera del río Luna en su discurrir de oeste a este, en paralelo a los primeros cordones montañosos que se levantan ya en plena Cordillera Cantábrica y en dirección hacia la comarca de su mismo nombre.
Uno de los primeros pueblos de la Babia Baja es un anuncio de lo que aquí se esconde: Villafeliz. Siendo San Emiliano uno de los valles más emblemáticos de toda Babia. Sus vegas, regadas con generosidad por el arroyo que baja del puerto de Ventana, reflejan la majestuosidad soberbia del macizo de Peña Ubiña, reina y señora de la cordillera en este sector montañoso. Sus 2.416 m.s.n.m. son punta de flecha visible desde casi todos los rincones de Babia montañoso. Sus escarpes pétreos, duros y blanquecinos, son el sueño esforzado de los cientos de montañeros que cada año pisan su cumbre y que nosotros dejaremos para una próxima ocasión.