Se propone esta actividad entresemana con el fin de poder visitar los cerezos en flor en el Valle del Jerte, sin prisas y disfrutando de su intensidad blanca.
El protagonista del valle no es otro que el Prunus Avium, árbol de la familia de las rosáceas de flores blancas o ligeramente rosadas o azuladas en los bordes. Que nos "regala" el fruto de la cereza. Necesita de suelo no excesivamente humedos, aguantando bien el frio. La presencia del mismo en el Valle del Jerte está documentada en época medieval y hoy es cultivo emblemático de la comarca, abarcando todo el Valle, especialmente en los tramos altos y medios.
La importancia del agua en el Valle del Jerte y la comarca surcada de arriba a abajo por el río que le otroga el nombre - Jerte - y con laderas tajadas por el brío erosivo de las inmumerables gargantas, desde sus cumbres. Esto ha permitido desde época medieval el desarrollo de una agricultura rica y variada, tanto de árboles frutales como de productos hortelanos.
El cerezo ha pugnado hasta imponerse en los campos del Jerte. La progresiva implantación de este frutal de procedencia asiática, - conocido por egipcios, griegos y romanos - ha obligado a desterrar de la agricultura comarcal, otras especies arbóreas como el olivo, castaño, higuera, ciruelo, melocotonero y una amplia muestras de otros frutales, en los que se fundamenta la poliproducción agraria valle-jerteña.
Cerezos en flor en el Valle del Jerte
La floración de los cerezos cubre el Valle del Jerte con un gran manto blanco y le otorga una belleza singular.
No se puede calcular el día concreto, pero todos los años, a primeros de marzo, el Valle del Jerte da la bienvenida a la primavera vistiéndose de blanco. Miles de cerezos en flor despiertan al buen tiempo cubriendo sus esqueléticas ramas desnudas con pequeñas y tiernas florecillas blancas que, por millones, ofrecen un espectáculo visual sin par.