Ocasión para visitar los cerezos en flor en el Valle del Jerte.
El protagonista del valle no es otro que el Prunus Avium, árbol de la familia de las rosáceas de flores blancas o ligeramente rosadas o azuladas en los bordes. Que nos "regala" el fruto de la cereza. Necesita de suelo no excesivamente humedos, aguantando bien el frio. La presencia del mismo en el Valle del Jerte está documentada en época medieval y hoy es cultivo emblemático de la comarca, abarcando todo el Valle, especialmente en los tramos altos y medios.
La importancia del agua en el Valle del Jerte y la comarca surcada de arriba a abajo por el río que le otroga el nombre - Jerte - y con laderas tajadas por el brío erosivo de las inmumerables gargantas, desde sus cumbres. Esto ha permitido desde época medieval el desarrollo de una agricultura rica y variada, tanto de árboles frutales como de productos hortelanos.
El cerezo ha pugnado hasta imponerse en los campos del Jerte. La progresiva implantación de este frutal de procedencia asiática, - conocido por egipcios, griegos y romanos - ha obligado a desterrar de la agricultura comarcal, otras especies arbóreas como el olivo, castaño, higuera, ciruelo, melocotonero y una amplia muestras de otros frutales, en los que se fundamenta la poliproducción agraria valle-jerteña.
Comenzaremos la ruta en el norte del Valle del Jerte, Tornavacas donde el emperador Carlos V descansara el 11 de noviembre de 1556 antes de realizar su paso por la serranias que separan el Valle del Jerte con la vecina comarca de La Vera... - pero ese recorrido lo dejaremos para otra ocasión - caminado paralelos al río Jerte entre bucólicos tramos de huertas repletas de cerezos.