Se denomina “Valles pasiegos” a las cuencas altas de los ríos Pas, Pisueña y Miera y son el lugar donde se asienta la etnia pasiega, un pueblo de origen ancestral caracterizado por su forma de vida trashumante, siempre con la familia y la casa cargada en los cuévanos (grandes cestos típicos que se cuelgan a la espalda) en pos de los mejores pastos de cada temporada. Sus cabañas diseminadas por el monte y los prados cuidadosamente delimitados configuran el paisaje típico de estos valles, simbiosis perfecta del hombre y la tierra.
Los núcleos más compactos en este territorio de ocupación muy dispersa son las denominadas villas pasiegas: San Roque de Riomiera sobre el curso del Miera y San Pedro del Romeral y Vega de Pas, junto a éste último.
Destacan las construcciones populares de tipología muy claramente definida como pasiega: las cabañas y “cabañas vividoras”. Y en la base del valle formado por el río Miera, en La Cárcoba, una singular iglesia renacentista.
El valle de Carriedo, madre del río Pisueña, acoge a Selaya y Villacarriedo, vinculadas con la comarca por su papel de capital administrativa y comercial, aún estando separadas por el puerto de La Baraguía de las villas pasiegas. Los palacios de Donadío (de estilo montañés) y Soñanes (estilo puramente barroco) atestiguan esta condición capitalina.
El curso medio del Pas se denomina valle de Toranzo. Su pasado más remoto lo atestiguan las pinturas de las cuevas de Puente Viesgo, de hasta 20.000 años de antigüedad. En esa misma localidad existe un importante balneario, y otro más en Alceda, donde hay casas notables, tanto como las de Ontaneda y Castillo Pedroso, y edificios religiosos, sobre todo en Santiurde de Toranzo. En la base de estos valles hay varios puntos de gran interés: Castañeda, con su colegiata románica; Cabárceno con su Parque de la Naturaleza; o Pámanes con su Museo de Arte Contemporáneo en el palacio barroco de Elsedo y su peculiar iglesia de San Roque.
Un producto que tiene todo su contenido y peso propio dentro y fuera del valle, son los postres y dulces que allí se elaboran, los Sobaos y las Quesadas. ¿Seremos capaces de mirarlos y no catarlos? Si caes en la tentación no te preocupes, caminaremos, realizando unas extraordinarias rutas de senderismo por los valles pasiegos para "compensar" la debilidad.