La denominación de Ancares se aplica a un sistema geomorfológico cuyas estribaciones afectan a la confluencia de las provincias de León (en su parte noroeste), de Lugo (en su límite nororiental) y del Principado de Asturias (en su extremo suroeste). Se trata de una frontera política y natural entre Galicia y la cuenca de El Bierzo.
La parte gallega se enclava en los municipios lucenses de San Román de Cervantes y de Navia de Suarna, espacio declarado Reserva Nacional de Caza en 1966, con una extensión de 7.975 hectáreas. Su cuenca hidrológica, conformada por los ríos Ser, Doiras y Piornedo -subsidiarios del Navia y del río Cervantes -, pertenece a la vertiente cantábrica.
Esta zona fue habitada por las tribus celtas que se refugiaron en las montañas huyendo del empuje de las legiones romanas. Vestigios de las luchas entre el Imperio Romano y los primitivos pobladores de estas tierras son la multitud de castros que aparecen en zonas altas salpicando la orografía de los Ancares.
La lejanía de las grandes urbes unida a lo intrincado de sus valles ha favorecido un aislamiento secular que ha permitido la supervivencia de unas tradiciones y de una arquitectura popular que casi han desaparecido en otras zonas del Norte de España. Las expresiones de arquitectura popular más características son las pallozas y los hórreos.
Os Ancares, como si estuvieran protegidos por una concha invisible, guardan todos los aromas de lo espontáneo y, no menos, los de la vida rural más duro de la Península para sus pobladores. El tipismo casi
medieval no debe impedir que esos gallegos accedan a mayores comodidades. Eso sí, sin perder la calidad de sus paisajes y sus muchos saberes tradicionales, todavía insuperables.
Los bosques de Ancares son los mejores de Galicia y casi de León, con el atractivo añadido de que por su marginalidad ofrecen esa siempre anhelada dimensión de lo realmente agreste, lejano y solitario. Acaso por eso, hoy las casi 8.000 ha de la Reserva Nacional de Caza de Os Ancares lucenses son las que más lejos quedan de la artificialización. Tanto, que visitarlas es escapar en buena medida de nuestra actualidad, no para desecharla sino para completarla con la dimensión de lo espontáneo. Es más, la pretendida rentabilidad de las pinadas y de los eucaliptales todavía no ha sembrado masivamente su espejismo de falsa riqueza en las olvidadas montañas de Ancares. Allí conviven todas las especies arbóreas propias de los bosques españoles. Los castañares alcanzan algunos de sus mejores representaciones peninsulares. Quedan retozos de hayedo y de tejeros que, como es bien sabido, muy raramente forman arboledas de ellas mismas.
Los Ancares constituyen un reducto de excepcionales valores naturales y humanos, debido a su abrupto terreno y el aislamiento que durante siglos estuvieron sometidos sus pueblos. Su transformación se hizo posible en el último cuarto del siglo XX, conservándose hasta época bien reciente, antiquísimos sistemas de explotación agrarios, modelos de ganadería trashumantes, saberes ancestrales y vetustas construcciones denominadas pallozas o pallazas en las que el hombre compartía un espacio común con los animales. Las pallozas, viviendas de planta circular techadas primorosamente con paja de centeno, es lo que más nos sorprende arquitectónicamente, pero no han de ser en absoluto despreciadas otras edificaciones tales como los hórreos, molinos, hornos, cocinas de curar o las propias viviendas de piedra con tejados de pizarra y balcones de madera, con sus intactas formas populares.
Piornedo; Con un conjunto histórico situada a 1.200 metros de altitud, en plena Serra dos Ancares, la aldea de Piornedo, constituye uno de los tesoros etnográficos de este geodestino (Ancares - Courel).
El aspecto ancestral de las catorce pallozas de piedra y techumbre vegetal traslada al visitante a la época prerromana y le descubre la Galicia más auténtica que existe y la aldea mejor conservada de aquel tiempo. La naturaleza se conserva intacta en estas tierras.
Viajes,Rutas y Senderismo en el Puente 1 de Noviembre -Turismo Todos los Santos
Rutas de Senderismo en la comarca de Los Ancares, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO: Galicia y Castilla y León. Sábado 29: Faial A Pintinidoira Hayedo de Pintinidoira, situado en una vaguada mirando a los picos de Ancares, se encuentra este magnífico hayedo datado en la Red Natura, constituido por las especies de fagus sylvatica, el haya común. Ruta de Senderismo Nivel: Medio Distancia 14 kms; Desnivel: 650 metros. Domingo 30: Tres Obispos (1.794 m.) Desde el Aula de la Naturaleza de los Ancares lucenses, partiremos para adentrarnos en el Bosque de Cabana Vella, trasladándonos a un lugar lleno de magia y misterio. Nos dejará paso a la ascensión del pico Tres Obispos, en el que se juntan Ancares lucenses y leoneses. Ruta de Senderismo Nivel: Medio+ Distancia 18 kms; Desnivel: 800 metros. Lunes 31: Mustallar Nuestra ruta nos permitirá contemplar el magnífico circo glaciar, con valles de 700 metros de hondura. Disfrutaremos de la vegetación que cubre sus laderas,compuesta por codesos, arándanos, retamas, tojos... alternando con bosquetes de robles, acebos, abedules, falsos plátanos, serbales, etc. Ruta de Senderismo Nivel: Medio+ Distancia 15 kms; Desnivel: 800 metros. Martes 1: Pico Miravalles (1.969 m.) El Pico Miravalles, marca una de las mayores altitudes de la Sierra de los Ancares, disponiendo desde su cima de magníficas vistas de la dicha sierra, de las cercanas Balouta y las montañas más elevadas del Bierzo entre otras. Ruta de Senderismo Nivel: Medio- Distancia 8 kms; Desnivel: 425 metros.