Desde el inicio de la Guerra Civil (1936-1939) Madrid fue uno de los escenarios principales de la contienda.
En la Sierra madrileña, se formó una línea del frente, que produjo un amplio desarrollo de fortificaciones en campo abierto, transformando dramáticamente el paisaje: se horadaron las lomas con kilómetros de trincheras, y se construyeron refugios de tropa, observatorios, nidos de ametralladoras, etc., testigos de nuestra historia reciente y elementos ineludibles de nuestro patrimonio histórico.
Los búnkeres o casamatas de la Guerra Civil son bienes de interés histórico-cultural, formados por una bóveda muy resistente con abrigo blindado para instalar piezas de artillería. Forman una línea defensiva de unos 800 metros de distancia, en tres secciones distintas.
En este frente se situaron las tropas del Frente Popular para impedir que las tropas nacionales llegaran a Madrid y a su vez asegurarse el suministro de agua desde los pantanos de El Villar y Puentes Viejas. Desde estos embalses se suministraba el 90% del agua que se consumía en la ciudad, vital para el abastecimiento de agua a Madrid, hizo que este frente se mantuviera en permanente tensión.
Podremos revivir una de las épocas más difíciles de la historia de España, la Guerra Civil, paseando por los escenarios donde se desencadenó la "batalla del agua”. A lo largo de nuestra ruta senderista observaremos unas 25 construcciones militares de ambos bandos, en muy buen estado de conservación, destacando los nidos de ametralladoras (todos, excepto uno, con los techos bien conservados), zonas de trincheras (hoy sepultada bajo tierra) o los puestos de mando.
Destaca también el paisaje natural, en esta zona de la Sierra Norte de Madrid. Destacando el bosque de pino, donde iremos descubriendo las diferentes construcciones de la contienda entre republicanos y nacionales por el preciado bien.