Nos desplazaremos a la zona Oeste de la Comunidad de Madrid junto al río Perales, en él encontraremos a nuestro paso e inmóviles al transcurso del tiempo, antiguos molinos de cubo – un tipo de molino hidráulico que fue muy representativo en la zona. Antaño, formaban parte de una importante industria que buscaba la energía del agua para moler cereales y producir harina, y son el reflejo de la importancia económica que tuvo esta zona en otros tiempos.
Para aprovechar la fuerza del agua era necesario construir los molinos sobre un cauce. Se interceptaba el agua mediante una presa y se conducía hasta el molino a través de un canal o caz. Después, caía por un cubo de presión generalmente realizado en sillería. Allí, un mecanismo de rotación recibía el impulso del agua y lo transmitía, directamente, a la muela superior. Como el río sólo adquiría suficiente caudal con las crecidas del invierno y la primavera, el molinero únicamente trabajaba la mitad del año.
Caminaremos por vías pecuarias existentes en los alrededores de Navalagamella. Entre las que destaca la Cañada Real Leonesa. Igualmente transitaremos por la Calzada Romana situada sobre la colada del camino del Chicharrón.
La ruta avanza atravesando en una de sus zonas un espléndido encinar (Quercus ilex), este árbol, representativo de los paisajes ibéricos, es muy longevo –existen ejemplares de más de 800 años de edad–, tiene las hojas duras, perennes, brillantes y de color verde oscuro y la copa densa y amplia.